Bruno Ortiz, periodista científico: “Parece que no aprendimos nada luego de la pandemia”

Según Bruno Ortiz, esta experiencia nos enseña que parte del problema - el relativo a una adecuada comunicación - aún no ha sido resuelto.
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Los últimos fenómenos climáticos han generado grandes daños materiales y dolorosas pérdidas humanas en el país. Según Bruno Ortiz, esta experiencia nos enseña que parte del problema – el relativo a una adecuada comunicación – aún no ha sido resuelto.

El paso del ciclón Yaku y la llegada de la corriente del niño han ocasionado que en marzo el país tenga 9243 damnificados y más de 65 mil afectados por las precipitaciones de moderada a fuerte intensidad, según las cifras oficiales. Además, hubo 65 fallecidos, 128 heridos, 1521 viviendas destruidas, 105 centros de salud dañados y 133 aulas inhabitables.  

Por si fuera poco, el desborde de los ríos y las inundaciones dejaron 25 277 hectáreas de cultivos dañados, 12 138 hectáreas perdidas, 66,4 kilómetros de camino rural dañados y 178 kilómetros de carretera destruidos.

¿Se pudo evitar toda esta tragedia? ¿Se manejó adecuadamente el sistema de alertas y se dio a la población la información adecuada en el momento oportuno? Bruno Ortiz, periodista especializado en temas de ciencia y tecnología que labora en El Comercio desde 1999, nos da su perspectiva sobre el asunto en esta entrevista. 

¿Cómo se ha dado la comunicación en redes o medios masivos de los fenómenos atmosféricos que nos aquejan?  

Parece que no aprendimos nada luego de la terrible pandemia. En el 2020 nos dimos cuenta de lo alejados que estábamos de la ciencia y sus procesos, y un poco que a la fuerza fuimos entendiéndolos. Sin embargo, lo que debió haber quedado demostrado es la importancia de contar con información confiable y de buena calidad, es decir evidencia sólida y suficiente, para tomar las mejores decisiones. Nada de eso estamos poniendo en práctica. 

¿Ha sido acertada la emisión de mensajes y acciones de las autoridades o tienen todavía mucho por mejorar? En todo caso, cómo debería ser la comunicación científica en este tipo de emergencias. 

Seguimos guiándonos por videos (sin información complementaria ni contexto) que nos llegan por WhatsApp y que solo generan pánico, desconcierto y, sobre todo, desinforman. Por ejemplo, eso es lo que parece que sucedió con la reciente evacuación de Punta Hermosa. La autoridad local recibió un video en donde una laguna estaba filtrando agua, alguien lo compartió diciendo que esa agua generaría un huaico que afectaría a Punta Hermosa y, sin ningún tipo de comprobación, se realizó la innecesaria evacuación. 

¿Los medios de comunicación masiva han estado a la altura de las circunstancias?

Los medios tampoco hemos aprendido nada, porque seguimos mal interpretando la información proporcionada por las autoridades oficiales. Quienes nos dedicamos a esto debemos recordar -aunque sea demasiado difícil- que las noticias científicas son las menos periodísticas posibles, porque nunca podrán hacer referencia a un hecho absoluto. La ciencia no se escribe en piedra. 

¿Y la comunidad científica?

También ha habido una falla desde las instituciones científicas. Por ejemplo, fue una mala estrategia que el presidente ejecutivo del Senamhi decida aparecer primero en un medio de comunicación matutino para anunciar la posibilidad de fuertes lluvias en la capital, antes de informarlo a las autoridades nacionales y diseñar alguna estrategia efectiva y unificada de comunicación hacia la población. Como verás, absolutamente ninguno hemos aprendido nada. 

Hay que quitarnos de la cabeza eso de que la ciencia no le interesa a nadie, que es aburrida y que la gente no entiende. Todos esos mitos se derrumbaron en pandemia y solo quedó demostrado que es importante contar con la mejor información para tomar las mejores decisiones. 

¿Qué nos enseñó la comunicación en pandemia y qué lecciones debimos aplicar hoy?

Creo que son dos principales: primero y fundamental (aunque en realidad no es exclusivo de la comunicación de la ciencia, sino del ejercicio periodístico en general), elegir a las mejores fuentes. No solo a quien esté dispuesto, sino a quien sea un experto y domine el tema. Que diferentes medios de comunicación sigan acudiendo a un supuesto experto conocido como «El hombre del tiempo», que no cuenta con ninguna formación relacionada con la meteorología y el estudio del clima, deja mucho que desear. 

La segunda es… 

Debemos ser bastante precisos con la información que llevamos a nuestras audiencias. Así como aprendimos en el tema de las vacunas, que la eficacia (resultados en laboratorio) no es lo mismo que efectividad (resultado en la vida real), debemos aprovechar para entender nuevos conceptos y explicárselos a la población. Hay que quitarnos de la cabeza eso de que la ciencia no le interesa a nadie, que es aburrida y que la gente no entiende. Todos esos mitos se derrumbaron en pandemia y solo quedó demostrado que es importante contar con la mejor información para tomar las mejores decisiones. 

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¿Cómo ha evolucionado el uso de la tecnología en el manejo y gestión de estas emergencias climáticas? ¿Qué tecnología hay disponible para reducir el impacto negativo?

Hoy se cuenta con un montón de bases de datos, sitios de visualización y demás, que no son de uso exclusivo de las agencias especializadas, sino que pueden ser consultadas por cualquier persona y que cuentan con información muy actualizada. Ante las deficiencias presupuestarias para las instituciones dedicadas a estos temas en el Perú, tienen que complementar su trabajo con estas herramientas. Hoy es posible que un tomador de decisión pueda acceder a toda esa data. Sin embargo, es clave que se rodeen por los mejores expertos posibles para que le puedan dar contexto a todos esos datos y plantear mejores estrategias. Herramientas hay, expertos hay. Lo que todavía falta es la decisión política de empezar a tomar a la ciencia (y sobre todo a la evidencia que esta genera) como elemento clave para las decisiones que se tomen. 

¿Y en relación a la comunicación acertada?

Lamentablemente no hay nuevas herramientas más que las que ya conocemos y usamos. Aquí la clave es que las autoridades, los medios y los influenciadores trabajen todos juntos en campañas de concientización para evitar que se usen esas herramientas de comunicación para difundir desinformación. Pero como hay mucha gente que se beneficia teniendo a la gente desinformada, parece que esto último no va a suceder. 

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