Ching Shih: La pirata más exitosa de la historia

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Columnista invitado: Hans Rothgiesser. Economista de la Universidad del Pacífico con maestría en periodismo por la Universidad de Gales (Reino Unido). Actualmente miembro del Consejo Consultivo del Grupo Stakeholders.


Cuando se habla de piratas se suele pensar en los que tuvimos en el Caribe, con loros y parches en el ojo. Sin embargo, muchos ignoran que el pirata más exitoso de la historia no fue hombre y no operó en esa zona.  Fue mujer y aterrorizó el mar alrededor de la China en el siglo 19. Ching Shih comandó hasta 1,800 embarcaciones y tuvo a su mando a casi 80,000 personas.  Para poder controlar esta amenaza, la dinastía Qing tuvo que aliarse con otros dos países y así formar una flota lo suficientemente poderosa para hacerle frente. Y todo esto lo logró empezando desde abajo.

Su vida como pirata comenzó cuando el temido capitán Zheng Yi la conoció en un burdel en 1775 en la provincia de Cantón.  La eligió a ella para que sea su esposa.  Ella, a cambio, pidió algo que era impensable para la época -aunque hoy en día es bastante razonable-: La mitad del botín y participación en el mando sobre los hombres de la flota pirata.  Saqueaban aldeas situados en la costa hasta el punto que el gobierno chino ordenó que los habitantes quemaran sus aldeas y huyeran al interior del continente.  Más tarde el gobierno lamentaría esa decisión, pues obligó a Sheng Yi y Ching Shih a cambiar su modelo de negocio.  Ahora asaltarían barcos en rutas comerciales, lo que resultaría mucho más rentable.  En ese periodo es que su flota creció de unas 200 embarcaciones a 1,500.  Para esto, la pareja tendría que innovar de organizar a estos forajidos e idearon algo nunca antes visto.

Convencieron a los demás piratas de la zona que no les convenía competir entre ellos. Que si se unían en una sola fuerza, podían planear mejor los asaltos a los cargueros comerciales y así maximizar ganancias que luego se podrían repartir por medio de un sistema establecido de comisiones. Aún si no participabas en un asalto, recibías algo. El resultado fue una especie de consorcio que mantenía a todos los marineros de la flota pirata contentos. No solo eso, sino que no tenía rival.  No obstante, en 1807 Zheng Yi murió a la edad de 42 años en circunstancias misteriosas.  Llegó así el momento de elegir al que lo reemplazaría y entonces Ching Shih innovó nuevamente. Convenció a los demás capitanes que no convenía elegir al más fuerte o al más sanguinario, sino al mejor organizado. Al que tenía funcionando al consorcio. A ella.

Ching Shih comandó hasta 1,800 embarcaciones y tuvo a su mando a casi 80,000 personas.

Para evitar conflictos y reconociendo que ser mujer la dejaba en una posición vulnerable, dado el contexto histórico, Ching Shih procedió a casarse con el hijo adoptivo de su difunto esposo, Chang Pao, a quienes muchos consideraban el legítimo heredero del mando de la flota. Él pasó a ser el jefe directo de las tropas.  Ella se quedó a cargo de los acuerdos comerciales y las alianzas. Este matrimonio fue para ella una mera decisión empresarial.  Y fue la decisión correcta. El negocio se expandió hasta convertirse en un monstruo que operaba desde Corea hasta Malasia.  Durante este periodo no había ni un solo barco que se moviera por esta zona sin que la flota de Ching lo supiese.

Astutamente Ching dividió a la flota en seis y estableció una serie de leyes estrictas que debían ser cumplidas. Para los que no cumplían se definieron también una serie de sanciones, de las cuales muchas implicaban la muerte.  Ching implementó también reglas de cortesía, como prohibir las violaciones durante los asaltos. Al violador se le cortaba la cabeza. Designó también que si un pirata tomaba una prisionera como esclava, debía tratarla como a una esposa. Y si le era infiel, so pena de muerte.

El emperador chino Jiaqing envió a su armada a hacerle frente. La flota de Ching Shih la enfrentaron directamente y mantuvieron el dominio de esas aguas. El emperador entonces desesperado pidió ayuda a Inglaterra y a Portugal, importantes actores comerciales de ese rincón del mundo.  Durante dos años hubo una serie de batallas, al final de las cuales Ching seguía dominando las aguas frente a China. El emperador, entonces, intentó una nueva táctica: Le ofreció amnistía a Ching para que se retire de la piratería.

En 1810 Ching presentó una contraoferta: El código de conducta y la manera como estaba organizado el consorcio impedía que se retirara ella sola. La amnistía tenía que ser para todos los miembros de la flota. Así, la pirata más exitosa del mundo no solo logró comandar la flota pirata más grande de la historia, sino además lograr un retiro digno para los miles de hombres bajo su mando. Murió a los 69 años de edad.

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