Del conde para la humanidad que tenía hambre

La historia de un conde desafortunado que se convirtió en el salvador de aquellos que necesitan una comida rápida para saciar su apetito.
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Columnista invitado: Hans Rothgiesser


Cuando queremos algo rápido para comer sin tener que invertir mucho tiempo ni esfuerzo en prepararlo, o necesitamos algo que calme nuestro apetito sin tener algo listo para recalentar, allí es cuando debemos honrar al británico John Montagu por su brillante contribución a la humanidad.

Montagu nació en noviembre del 1718 y ostentó a lo largo de su vida distintos cargos políticos y militares. Sin embargo, seguramente será más recordado por el título nobiliario heredado por su abuelo y del cual su más palpable -metafóricamente y literalmente hablando- legado tomaría su nombre: John Montagu fue el conde de Sandwich.

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Pero en 1782, el conde, habiéndose ganado una poderosa fama de incompetente y de corrupto, se jubilaba. Se decía sobre él que pocas veces en la historia una persona hubo de lograr tan poco habiendo tenido tantos cargos. O al menos esta era la imagen que sus rivales políticos habían logrado posicionar esa imagen para hacerle daño, según aclaran historiadores.

Las circunstancias exactas en las que se dio el invento aun son motivo de discusión. Un autor sugiere que pan y carne mantenían al conde despierto y activo mientras seguía jugando cartas. Esto podría ser posible, considerando que existe el registro de los muchos malos hábitos que tenía Montagu. Se cree que era un apostador empedernido que no paraba ni para almorzar o cenar durante sus largas sesiones de apuestas. En ese contexto, fue que le pidió a sus sirvientes que le traigan rebanadas de carne entre dos pedazos de pan, costumbre que era bien conocida entre los amigos con quienes jugaba cartas habitualmente. Entonces, llegó el día en el que ellos comenzaron a pedir lo mismo.

Un autor sugiere que pan y carne mantenían al conde despierto y activo mientras seguía jugando cartas (…) costumbre que era bien conocida entre los amigos con quienes jugaba cartas habitualmente.

La leyenda cuenta que ellos pedían “lo mismo que Sandwich”. Y fue así como el producto eventualmente fue bautizado como sandwich. No obstante, el biógrafo oficial de Montagu alega que el compromiso del conde con la marina, las políticas y las artes hacen más probable que el primer sándwich fuese consumido en su escritorio de trabajo.

¿Podemos asegurar que antes de Montagu a nadie se le había ocurrido presentar comida entre dos rebanadas de pan? No realmente. Por ejemplo, los romanos en sus fiestas ya ofrecían unos refrigerios variados llamados offula. Se podrían describir como panes pequeños horneados a los que les daban formas creativas, dentro de los cuales incluían otros elementos. También se ofrecían entre comidas. La regla era que el offula debía caber en la boca de un mordisco. Existen registros de la existencia de este bocadillo un siglo antes de Cristo.

Otro innovador que competiría por el título es el cocinero del rey de España Carlos III, que producía grandes cantidades de unos panecillos horneados rellenos de conserva o de carne. Tenían el tamaño de un canapé grande y eran ofrecidos en las ocasiones sociales más elegantes del rey.

Así con todo, la historia registra que oficialmente fue John Montagu el que se lleva el título. Quizás sea lo justo: después de una vida de apuestas y de trabajos que pasaron de llevar a ninguna parte, ser la salvación de cada persona que se encontró un día en la cocina con hambre y sin haber podido preparar algo.


*Economista de la Universidad del Pacífico con maestría en periodismo por la Universidad de Gales (Reino Unido). Actualmente miembro del Consejo Consultivo del Grupo Stakeholders.

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