“Menos machete, más incentivos” – Rolando Toledo, gerente general de la Red Científica Peruana | Especial 30 años de OSIPTEL: Los dos lados de su papel en el sector

Se requiere armar una agenda regulatoria para el futuro, con facilidades tributarias para empresas digitales en provincias del Perú, según Rolando Toledo, gerente general de la Red Científica Peruana (RCP).
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Para el gerente general de la Red Científica Peruana (RCP), Rolando Toledo, en el país se necesita armar una agenda regulatoria de cara al futuro, atendiendo a los desafíos que generan las nuevas tecnologías, incluyendo facilidades tributarias para el despliegue de empresas digitales en provincias.

En 30 años las comunicaciones han evolucionado muchísimo. Una videollamada era ciencia ficción, algo que solo veías en los Supersónicos. Hoy es algo natural para los niños. Desde tu perspectiva, ¿Cuáles han sido esos grandes cambios para el consumidor?

El “zapatofono” era un sueño. Hoy es otra la realidad. Hace 30 años, estamos hablando de febrero de 1994, el mundo era completamente distinto. Por ejemplo, en el Perú de los años 80 teníamos dos operadores estatales de telecomunicaciones, uno a nivel nacional y otro para Lima. En ambos casos había un déficit de cobertura enorme.

Los costos para poder tener una línea eran altísimos: más de US$ 4000. Y las comunicaciones de larga distancia, sobre todo las internacionales, eran carísimas, prohibitivas, comparado con lo que ahora nos cuestan: cero soles. Ahora tenemos el WhatsApp y puedes hablar todo lo que quieras con un extranjero en una videollamada. Eso era antes algo propio de los dibujos animados o de las películas de ficción.

¿A qué equivaldría, en términos de gastos, tener un teléfono en aquella época? ¿Con qué lo podemos comparar?

Mira, yo te diría que equivalía, en aquel entonces, a comprar un coche de segunda, o un viaje de mochilero a Europa, como queríamos hacer con nuestros amigos. Hoy con US$ 4000 te puedes ir y volver, con una buena oferta, cuatro veces a Europa.

Eran épocas de inflación y luego el shock…

Eran empresas públicas que no tenían recursos, ni una gestión orientada al mercado o centrada en el consumidor. Tenían una vieja lógica. Luego viene el gobierno de Fujimori, con el incentivo hacia la privatización de empresas públicas y la promoción de la inversión privada. Se genera la gran subasta de estas dos empresas, que gana Telefónica de España con más de US$ 2000 millones [US$ 2002 millones], lo que era como un 30% superior al segundo competidor.

Entonces se abre una etapa, digamos entre el 94 y el 96, que podríamos estirarlo hasta el 98. Una etapa en la que el regulador va supervisando a Telefónica mientras se instala. Hay muchos problemas con los usuarios porque existía una demanda insatisfecha, aun cuando los precios bajan rápidamente. Se va afianzando un monopolio, hasta que llegan los competidores.

¿Para llamadas internacionales?

También. Estábamos nosotros, la RCP [Red Científica Peruana], que dábamos un servicio de valor agregado sobre las redes para acceder a Internet justamente. Y algunos otros proveedores de servicios de valor agregado corporativo. Entonces ahí se da una serie de ejercicios de parte del regulador, que se sienta a mirar el tema de atención a los usuarios.

Luego viene la etapa en la que el regulador trabaja en promover la inversión, la apertura al mercado móvil, por un lado, y, por otro lado, hacer que el monopolista, en este caso Telefónica, actuará como si estuviera en competencia. Fue un proceso de aprendizaje y crecimiento de los temas regulatorios, legales, de mercado y de tendencias de la tecnología.

Hace 30 años, estamos hablando de febrero de 1994, el mundo era completamente distinto (…) Los costos para poder tener una línea eran altísimos: más de US$ 4000. Y las comunicaciones de larga distancia, sobre todo las internacionales, eran carísimas, prohibitivas, comparado con lo que ahora nos cuestan: cero soles.

Aprendizaje para el regulador y los regulados…

En ese contexto, nosotros pudimos inaugurar los litigios. De hecho, estaba revisando y el número de nuestro caso es el 001… [Expediente N° 001 / 96: Controversia iniciada por Red Científica Peruana contra Telefónica del Perú S.A., sobre actos de Competencia desleal y otros]. Fuimos en la primera controversia por abuso de posición de dominio y competencia desleal contra el monopolista. Nosotros necesitábamos, como éramos un operador de valor agregado, el acceso físico [cobre], que en ese momento lo daba Telefónica, para llegar a un banco o a una empresa X. Nosotros le pedíamos acceso.

¿Para acceder a Internet?

Ellos cableaban y daban el transporte hacia las instalaciones y nosotros dábamos la conectividad a Internet. ¿Qué sucedía? Ellos nos decían que no había facilidades técnicas y luego iban al día siguiente, porque nosotros le teníamos que dar la dirección exacta, con una oferta diciendo que ellos podían dar el servicio al citado banco para darle el servicio dedicado, punto a punto. Entonces se instaló la primera controversia de abuso de posición de dominio, porque no podíamos contratar a otro operador, en ese momento no había otro que tuviera cableado o diera conexión. Eso fue en 1996. Y nos dieron la razón. Pero la reparación del daño [multa] no fue para nosotros, sino para el Estado.

¿Era algo común este tipo de problemas?

Ha habido un proceso, entre los finales de los 80 y principios de los 90, de privatización de empresas públicas y desregulación de los del mercado de telecomunicaciones en todo el mundo. Le pasaba a Telefónica, le pasaba a Telecom Italia, le pasaba a AT&T. Van cambiando un poco las reglas de juegos en paralelo que está creciendo exponencialmente la tecnología. Poco a poco, se va dando una evolución. Además de nuestro caso, le vinieron a Telefónica otras demandas, con otros actores, cuando el mercado ya estaba un poco más evolucionado.

Hay un juicio bien famoso, en 2001, con una demanda de Claro. Pero es a partir del 98 que hay más apertura en el mercado, se libera la larga distancia y empiezan los entrantes a llegar. El proceso de larga distancia se masifica e incluso se da mucha delincuencia porque se generaban pequeñas empresas que traían tráfico, lo colocaban en las redes de Telefónica, que era la principal red fija, [el 99% de la red]. Y luego no pagaban esa interconexión. Hubo muchas estafas millonarias. Telefónica también ha recibido golpes, digamos,

Los precios de la tecnología han bajado, el despliegue de infraestructura hasta la casa es más factible. Es un mercado más competitivo ahora. Tenemos por ejemplo a Wing, una marca de Optical Networks, que tiene 15 años en el mercado.

¿Cuándo cambia el mercado?

Yo creo que cambia mucho en el momento que empieza el boom de las licencias de los móviles a principios de los 2000. De pronto tenemos ya cuatro y hasta seis operadores de telefonía móvil. Y desplazó completamente el esquema regulatorio antiguo. Era una tecnología distinta que generó muchas expectativas, fundadas, como hemos visto, en el nivel de capilaridad. Hoy todos tenemos un aparatito en nuestras manos. Entonces el regulador empezó a promover muchísimo la inclusión y las inversiones en los móviles, en desmedro de lo que se consideraban antes era la vaca grande, que era la telefonía fija.

Surgen varios proveedores de telefonía fija chiquititos, como nosotros, que enfrentábamos una asimetría en los cargos de interconexión que se pagaba a los móviles [enlace fijo – móvil]. Se priorizó a los móviles. Con el tiempo, pues efectivamente tenían razón. Los móviles, eran la tecnología del momento. De pronto, en paralelo, entró todo el tema de banda ancha y hubo todo un tema de regular ese mercado con un operador dominante. Para el 2008 y el 2010 empezó a existir un poco más de competencia en algunas ciudades con mejores velocidades. Ahí el regulador tiene que ver cómo se regula la velocidad.

Hoy tenemos una docena de proveedores de banda ancha con fibra al hogar…

Los precios de la tecnología han bajado, el despliegue de infraestructura hasta la casa es más factible. Es un mercado más competitivo ahora. Tenemos por ejemplo a Wing, una marca de Optical Networks, que tiene 15 años en el mercado. Empezaron con fibra corporativa. Luego, en los últimos cinco años están haciendo fibra para hogar. Han demostrado que el mercado puede ser muy competitivo. Pero se vienen un montón de retos porque hay cambios exponenciales en la industria de la tecnología a nivel local y a nivel internacional.

También esta Wow…

Claro. Por ejemplo, en San Juan de Lurigancho o en Comas, hay unos 10 proveedores. O sea, hay muchos operadores pequeños que usan fibra para conectar barrios específicos. Y los niveles de precios están por los suelos. Y la exigencia del consumidor es cada vez más alta: quiere un Internet estable, con calidad. Hoy se puede llegar con buen precio y buenas soluciones.

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Antes para tener internet tenías que ir a una cabina…

Claro. Ese es un modelo que manejaba la RCP. En esa época buscamos un modelo alternativo, porque había un déficit enorme de infraestructura a nivel nacional. Nosotros dijimos, por qué no hacemos los cibercafés, que estaban de moda en Europa y Estados Unidos, para que la gente tenga acceso por poca plata. Eso fue un golazo. Cuando se empiecen a hacer las encuestas de consumo de Internet, el Perú estaba en el penúltimo lugar de la región en infraestructura. Sin embargo, a nivel de usuarios de Internet en América Latina, Perú estaba primero, porque el 84% de la conexión de los usuarios a Internet venía de las cabinas. Ahora las cabinas son algo marginal.

¿Cuáles son los problemas ahora, que ya tenemos siete de cada 10 peruanos con Internet?

Los cambios tecnológicos son cada vez más grandes, más rápidos y entonces los modelos regulatorios son, digamos, más lentos, comparados con la velocidad de los cambios. Pueden estar acelerándose los procesos, pero la velocidad del cambio tecnológico es mucho más rápida que la rapidez con la que el regulador puede adaptarse a ellos.

Europa se ha demorado como dos años en discutir la ley de inteligencia artificial (IA) y recién llegado a un acuerdo…

Y ahí lo que tienes que hacer son básicamente líneas de acción. Acá lo que se viene es desregular mercados con mucha competencia, para que sea libre como cualquier otro mercado que está lleno de competencia. O sea, siempre hay que tener un control para que no haya abuso de dominio o no se forme un oligopolio, pero creo que deberíamos aceleradamente a procesos de desregulación o a regulaciones muy concretas, que sean de fácil interpretación.

¿Nuevos retos para el regulador?

Yo sí creo que hay que pensar en el consumidor, pero en función de eso se está como castigando, están poniendo multas muy altas. Terminan castigando a muchos de estos operadores chiquitos. A los grandes dices bueno, pero muchos de los que están dinamizando el mercado en provincia, pueden terminar mal con esas multas. Los costos regulatorios terminan golpeando al que opera legalmente y se corre el riesgo de que prefieran ser informales.

Yo creo que hay que bajarle el tono, dejar el martillo y la amenaza y centrarse en multas adecuadas para casos específicos, cosas centrales que son importantes. Necesitamos menos machete, más incentivos.

¿Cómo las cableras que ofrecen TV pirata, las populares roba cable?

Sí. No se combate eficientemente al poner un exceso de regulación para los formales. Yo creo que hay que bajarle el tono, dejar el martillo y la amenaza y centrarse en multas adecuadas para casos específicos, cosas centrales que son importantes. Necesitamos menos machete, más incentivos. Es importante el usuario y se tiene que hacer respetar las condiciones, pero también es importante disminuir la brecha digital, dar todas las facilidades para que haya más innovación, tanto regulatoria como innovación en términos de fomentar que todo fluya, incluyendo las OTT [siglas en inglés para over-the-top], que todo lo que está corriendo por encima lo haga sin inconvenientes.

¿Hay mucha tarea pendiente?

Como país, por favor, veamos dónde estamos, hacia dónde queremos ir y no pongamos trabas. Podemos perder trenes importantes de alta velocidad que nos ayudarán a salir del subdesarrollo y convertirnos en un país inclusivo, próspero, etcétera. Yo creo que los retos que tenemos van, desde que las redes estén optimizadas y haya interconexiones de tráfico moderna, hasta puntos de intercambio de tráfico a nivel nacional.

Creo que nos faltan incentivos para que el Internet de Cuzco, se quede en Cuzco, el de Arequipa allá. Faltan incentivos para facilitar la existencia de empresas digitales en todas las provincias peruanas. Ahora, si tú quieres poner algo en Trujillo, todo el tráfico de Trujillo se va a hasta Lima y regresa. Hay modelos novedosos que son interesantes de explorar e incentivar tributariamente para que el Internet crezca y se desarrolle con eficiencia en todo el país. En lugar de andar con el machete, necesitamos incentivos.

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