Incertidumbre de película

Hay industrias tan inciertas que resisten hasta los modelos de análisis de riesgo. Ryan Kavanaugh descubrió que el cine es una de ellas. Por Hans Rothgiesser
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Columnista invitado: Hans Rothgiesser


Uno de los principales problemas que tiene la industria del cine es que, si bien correctamente hecho puede reportar utilidades millonarias, es una actividad bastante riesgosa. Mucho puede salir mal, por lo que inversionistas muchas veces prefieren llevar su capital a otras opciones menos inciertas. Aquí no estamos hablando de cultura o de la calidad de las películas, sino meramente del dinero necesario para poder hacer buenas películas. Por eso, cuando llegaron Ryan Kavanaugh y Lynwood Spinks en el año 2004 pidiendo financiamiento para desarrollar un modelo matemático que redujera el riesgo, no tuvo problema en atraer millones a su nueva empresa, Relativity Media.

Kavanaugh ofrecía aplicar el modelo Monte Carlo a la industria del cine, lo cual sonaba atractivo. No obstante, pocas personas entendían realmente lo que pretendía hacer. Este modelo implica armar escenarios aleatorios y luego analizar en cuántos de ellos hubo pérdidas y en cuántos hubo ganancias y luego concluir sobre la base de eso las probabilidades de obtener buenas ganancias. El modelo Monte Carlo es una herramienta muy útil en el mundo financiero para entender el riesgo antes de tomar una decisión de inversión. Por eso la idea de aplicarlo a una industria con tanta incertidumbre como la del cine sonaba atractiva.

La combinación del entusiasmo y el carisma de Kavanaugh, sus modestos conocimientos de matemáticas y su presentación llena de cifras, gráficos y proyecciones dieron como resultado lo que en Hollywood se llama un “pitch” (una reunión corta en la que se presenta una idea para ser producida en una película) tan bueno que ni siquiera Hollywood pudo resistir. No obstante, Kavanaugh no estaba vendiendo una idea para una película, sino una idea para un sistema de predicción estadística. En las reuniones con ejecutivos de los estudios para conseguir financiamiento mantenía un discurso propio de un corredor de bolsas en Wall Street, algo que encantó y que había cultivado en sus primeros años trabajando en la empresa de su padre. A los banqueros los deslumbraba con su amistad con estrellas de cine como Leonardo DiCaprio o Natalie Portman, con quienes por supuesto tenía fotos. Luego, cuando Relativity Media despegó, las menciones en revistas de negocios como Forbes fueron esenciales.

A inicio de los dos miles, los estudios de cine se habían formado en nuevos conglomerados y estaban buscando nuevas formas de financiar películas y de manejar el riesgo de la industria. Por su lado, la burbuja de Wall Street se estaba inflando nuevamente con nuevas oportunidades de negocios, como derechos de franquicias para cadenas de restaurantes o patentes de medicinas novedosas. En ese contexto, Kavanaugh encontró su oportunidad y decidió explotarla. En unos pocos años estaba canalizando millonarios fondos de bancos y fondos de inversión a estudios en Hollywood. Relativity Media cobraba una comisión de un millón de dólares por cada película que ayudaba a financiar. Estas películas iban de The Fast and the Furious: Tokyo Drift en 2006 para Universal Studios a The Social Network en 2010 para Columbia Pictures, pasando por The World’s End en 2013 para Working Title Films.

El punto en el que sabemos que Kavanaugh se creyó su propia historia es cuando anunció que produciría sus propias películas y, años después Relativity Media tendría que cerrar y aceptar que no funcionaba. Hoy sabemos que su algoritmo tenía fallas y no predecía nada confiable. El principal problema es que la industria del cine justamente es incierta, porque siempre saltan problemas nuevos que los cineastas no habían previsto. El modelo Monte Carlo funciona mejor cuando esos riesgos se conocen, pero la probabilidad de que sucedan es lo incierto. Al final, era el mismo instinto humano el que estaba haciendo la predicción una por una. Sin embargo, a muchos pareció no importarle eso por un periodo suficiente de tiempo.


Economista de la Universidad del Pacífico con maestría en periodismo por la Universidad de Gales (Reino Unido). Actualmente miembro del Consejo Consultivo del Grupo Stakeholders.

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